Enclavado en la provincia de Ciudad Real, entre los términos municipales de Daimiel y Villarrubia de los Ojos, este espacio natural se caracteriza por inviernos fríos y veranos secos y calurosos; las precipitaciones son poco abundantes, rondando los 450 mm anuales, con máximos en otoño y primavera.
Nos encontramos ante un humedal en peligro de extinción:
Son el último representante de un ecosistema denominado tablas fluviales, característico de La Mancha hasta finales de los años 60, que se formaban a causa de los desbordamientos de los ríos en sus tramos medios favorecidos por fenómenos de semiendorreismo y por la escasez de pendiente en el terreno.
La formación de las Tablas se produce por la confluencia de dos ríos de distinta naturaleza, el Cigüela, estacional y de aguas salobres, y el Guadiana, que aportaba aguas dulces de forma permanente.
Además, estas aguas superficiales se encontraban sustentadas a su vez por aguas subterráneas que incluso llegaban a aflorar en el mismo espacio protegido, al gozar de un nivel piezométrico muy elevado. Estos afloramientos se conocen en la zona como Ojos u Ojillos, según su tamaño, y sirven para dar nombre a múltiples parajes del entorno. los más famosos son los Ojos del Guadiana.
Está condicionada por distintos factores como la estacionalidad de las aguas, salinidad, humedad edáfica, materia orgánica, etc.; entre las formaciones más características del Parque Nacional destacamos:
Las aves acuáticas que habitan la zona, muchas en grandes bandos, nos ayudan a entender el paraje como hábitat excepcional para la avifauna:
Además de las 250 especies de aves que pueblan el humedal, destacamos especies autóctonas de peces como el cacho, el calandino y la colmilleja.
Entre los anfibios que mejor caracterizan el espacio protegido encontramos, la rana común, la ranita de San Antonio, el gallipato y el sapillo moteado.
Entre los reptiles mencionar a los galápagos europeo y leproso, las culebras de agua y, en las zonas terrestres, la culebra bastarda, que cuenta con ejemplares que sobrepasan los dos metros de longitud.
Los mamíferos más representativos son la nutria, como especie mejor adaptada al medio acuático, el zorro, el jabalí, el conejo y el tejón.
La gran riqueza natural de las zonas palustres ha hecho que el hombre las habite desde tiempo inmemorial; durante siglos, los numerosos molinos harineros del Guadiana fueron el motor de la economía rural de una región eminentemente cerealista.
Situado en el cauce del río Guadiana y rodeado por llanuras aluviales conocidas como tablas, el molino de Molemocho es uno de los más antiguos molinos harineros de Castilla-La Mancha; aunque la fecha exacta de su construcción es incierta, su origen se remonta, al menos, a la Edad Media, cuando el triunfo cristiano en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y la posterior repoblación de la región impulsaron la aparición de molinos harineros en la cuenca del Guadiana. Gracias a la potencia del agua, se activa el mecanismo destinado a hacer girar la piedra que molía el cereal, ingrediente básico de la dieta; tras un período de abandono que concluyó con el desmoronamiento del edificio, las diversas obras financiadas por el Ministerio de Medio Ambiente le han devuelto su antiguo esplendor.
Las primeras referencias sobre Las Tablas se encuentran en el Libro de la Caza de 1325, escrito por el infante D. Juan Manuel, aunque la descripción histórica más detallada la encontramos en Las Relaciones Topográficas que mandó hacer Felipe II en 1575; pero hasta el último tercio del siglo XIX, con la llegada de Martín de Veses, no se inicia la explotación cinegética racional del humedal; es a principios de este siglo cuando las Tablas acogen a los más renombrados personajes de la política y aristocracia española; el lugar se consagra como magnífico cazadero de acuáticas con las visitas de Alfonso XII y de su hijo, Alfonso XIII.
Una muestra reciente de la presencia humana la constituyen las numerosas viviendas que los pescadores tenían repartidas por la periferia del humedal, construidas con piedra caliza, tierra y techumbre de carrizo; las gentes del río, pescadores y cangrejeros, se regían por normas no escritas, que todos respetaban, en relación a las propiedades de las trochas y las zonas de pesca.
También abundaban los recolectores de fibras vegetales para distintos usos, la masiega se empleaba para los hornos de cal, el carrizo para hacer zarzos (tejidos), y con la enea se trenzaba.
Los molinos hidráulicos del Guadiana eran núcleos sociales relacionados con la agricultura al congregar a gañanes, segadores y carreteros.
Sin embargo, las virtudes venatorias del humedal han sido las más conocidas, pues la mayor parte de la historia de esta zona has sido escrita por cazadores.
Antes de iniciar su visita al Parque, libre y gratuita, es aconsejable que conozca el Centro de Visitantes, al que se accede desde Daimiel; en dicho centro podrá obtener, por medio de seis salas de exposición y audiovisuales, una amplia información sobre el espacio natural y su entorno; así como, información sobre servicios y otros aspectos de utilidad.
Su horario varía según la época del año, por lo que aconsejamos llamar al teléfono de información del Parque (+34 926 693 118).
El Molino de Molemocho contiene un Centro de Interpretación donde puede conocer, en diferentes momentos de la historia, la relación entre el hombre y el humedal.
Es importante que usted sepa que en el interior del Parque Nacional no se permite: